La Armada de Chile, oficialmente se niega a retirar y demoler la estatua del Almirante José Toribio Merino Castro. Es notable la lealtad que nuestra Armada Nacional, ha presentado con la memoria de quien fuera su Comandante en Jefe (CJA),. Para los ciudadanos que no lo recuerdan o que ignoran la historia de este insigne marino, deben saber que el Almirante Merino lideró la preparación del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y patrióticamente cedió  a Pinochet, su ejecución, sólo por representar éste la rama de las FF.AA. con mayor número de efectivos. Si Pinochet no hubiera aceptado liderar esta causa, sin duda él  la habría llevado a cabo. Loable y ejemplar han sido los Comandantes en Jefe de la Armada con el Almirante Merino, quienes por lealtad, admiración y respeto a la verdadera historia y no a la historia roja, jamás han olvidado o borrado como pago por su nombramiento como Comandantes en Jefe, la memoria de quien salvó a Chile.

Es importante destacar que el Almirante Merino no actuó por personalismo o como un caudillo o porque una noche cualquiera decidió a pitos de nada, planificar el golpe militar. Merino actuó, debido a que se enteró que un número importante de oficiales y suboficiales de la Armada (hoy pseudo-víctimas y bien financiados héroes de la patria), eran infiltrados de los partidos políticos de la izquierda y movimientos terroristas de la época, quienes tenían por misión tomarse los buques y asesinar a todos los que se opusieran el día que Allende, la izquierda y extrema izquierda, tenían planificado tomarse el poder a sangre y fuego, cumpliendo con rigurosidad, la orden dada por su máximo comandante Fidel Castro, de imponer en Chile una dictadura comunista.

La verdad que la mayor contribución del Almirante Merino además del salvador golpe militar, fue imponer en Chile antes que el mundo entero, la economía social de mercado, él  como líder del poder legislativo, supo rodearse de excelentes profesionales para dejarnos una trascendental  herencia, como la que un padre de la patria desea dejar a sus indefensos hijos, como es  la seguridad política, económica y social.

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Es por todo lo anterior que si somos justos y honestos  con la historia,  los monumentos que debieran retirarse y demoler son aquellos que destruyeron moral y materialmente el país y que pertenecían a Partidos Políticos, que por las armas pretendieron imponer una cruel dictadura comunista, como por ejemplo, las estatuas de los comandantes rojos, Salvador Allende, Víctor Jara y Jorge Peña Hien. La verdad que esta iniciativa no ha sido propuesta por la Derecha, ya que fue silenciada el día 1 de abril de 1991 y hasta el día de hoy es decir hace más de 27 años, debido al temor de correr la misma suerte del Senador Jaime Guzmán, por oponerse en el Congreso a la amnistía de los terroristas de izquierda.

Dr. Jaime Manuel Ojeda Torrent

PhD.Universidad Libre de Bruselas