En medio de esta América Latina convulsionada veamos a Chile, nuestro país es un verdadero oasis con una democracia estable, el país está creciendo, estamos creando 176 mil empleos al año…Esas fueron las expresiones del Sebastián Piñera al inicio de su segundo periodo presidencial y lo dijo con  asiduidad en el periodo en que quería jugar en las ligas mayores y se codeaba con los grandes de Europa y EE.UU, ofreciendo organizar en Chile las cumbres sobre el Cambio Climático (COP25) y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se iban a celebrar en el país en noviembre y diciembre del 2019, las que se vio obligado a suspender por los acontecimientos de la violencia delictual de octubre; y su pretendido liderazgo en el Grupo de Lima fustigando a Maduro, incluida la torpe iniciativa de su viaje a Cúcuta, que nos ha traído un costo que hemos tenido que asumir todos los chilenos.

Pero el supuesto oasis que solo estaba en la cabeza del mandatario se secó y la realidad ha superado todas las expectativas. Con tres cambios de ministros de Interior y de Orden Público -prácticamente uno por año- de nada ha servido y pronto iremos por el cuarto. En el pasado quedó el reconocimiento hecho a un medio extranjero -cuando era presidente electo- de la existencia de terrorismo en la Araucanía y su pretendida promesa de erradicarlo. Los chilenos hemos sido testigos que, durante estos tres años de su nefasto gobierno, como el terrorismo y el narcotráfico han operado con toda libertad e impunidad en la macrozona Sur, incluyendo la pérdida de varias vidas humanas por los asesinatos cometidos por quienes se escudan  falsamente en reivindicar supuestos derechos ancestrales del pueblo mapuche, cuando han demostrado que solo son asesinos, narcotraficantes y terroristas que actúan descaradamente, producto de las limitaciones impuestas a las FFAA y a las de Orden y de Seguridad y un poder judicial y Ministerio Público inoperantes.

La última semana la acción delictual nos hace presagiar que el terrorismo y el narcotráfico avalado por el Partido Comunista y parlamentarios de oposición que no solo guardan absoluto silencio ante estas acciones criminales, sino que se ufanan por redes sociales alardeando de su visita al territorio liberado de Temucuicui, como el diputado Gabriel Boric; o el inmoral senador Quintana, victimario de un carabinero, a quien atropelló y dio muerte, para luego huir del lugar de los hechos, preocupado por las circunstancias en que se llevó a efecto el operativo, más que lamentar el asesinato del policía, ha hecho de este territorio  una zona incontrolable por la ausencia del Estado de derecho, con un presidente que se ha negado persistentemente, a disponer de las herramientas que le otorgan la Constitución y las leyes.

Al atentado que dejó 12 postes de alumbrado público derribado en el camino Collipulli-Angol y dos camiones incendiados (5 ene.) se suma el ataque incendiario al empresario de la construcción mapuche Víctor Melinao (22 dic. y 2 ene.); el robo de 70 vacunos en un fundo de Quidico y el sacrificio a balazos de 30 animales (6 ene.); el asesinato a sangre fría del agricultor Orwald Casanova en un predio de su propiedad que estaba siendo demarcado por mapuches (7 ene.); y el asesinato de un oficial de la PDI, 2 heridos gravemente y 9 heridos de menor gravedad, mientras realizaban un procedimiento judicial en el Temucuicui, reducto indígena donde al Estado de Chile no se les permite ingresar (7 ene.)

Con respecto a este último incidente, circulan audios atribuidos a policías de investigaciones que dan cuenta que el Jefe de Zona de la PDI, acompañado de un comisario y dos miembros de la Brigada de DD.HH. incautaron las armas letales de los policías y mandó a los ratis con puras balas de goma, balas de salva y la pistola de cargo…y los consideran cómplices de esta emboscada; en el segundo audio, hay un reconocimiento explícito que los funcionarios no están capacitados para enfrentar a los mapuches.

Las declaraciones del subsecretario Galli en su inútil visita a la zona en conflicto, por decir lo menos, fueron vergonzosas. El señor ministro del interior, Rodrigo Delgado, el de los jóvenes con sueños, quien ha demostrado seguir las aguas de su jefe por el amor a las candilejas, ya que a diario se le ve haciendo declaraciones, en esta oportunidad ha brillado por su ausencia. No se saca nada con atribuir al Congreso de su negligencia y oposición obcecada para aprobar los proyectos de ley que dicen relación con la seguridad. El presidente de la república tiene actualmente, dos opciones para enfrentar esta situación: Declarar Estado de Sitio según y conforme lo señala la carga magna por grave conmoción interior, precisando la zona que estaría afecta;  o bien, el Estado de Emergencia en caso de grave alteración al orden público, siempre y cuando lo haga conforme a la ley y no creando organismos no considerados en nuestra legislación como han sido los fracasados coordinadores de seguridad -el último con un prontuario indecoroso-y negando las facultades a los jefes de la zonas en Estado de Excepción.

Pero creo que no lo va a hacer, no tan solo por temor a que el día de mañana se exponga a una acusación ante los tribunales internacionales, sino porque es un maricón, así de simple, es un maricón con todas sus letras. Que conste que no lo estoy insultando, no uso el adjetivo. Uso el sustantivo maricón, trapo o marioneta que es manejado por hilos, como ha sido su desempeño durante este periodo al seguir las pautas de la izquierda, abdicando de sus ideas y de su programa que lo llevó a la presidencia. Si yo y él fuéramos argentinos, utilizaría no solamente el adjetivo con apellido y todo, sino muchos más, como se acostumbra al otro lado de Los Andes.

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)