Política y Gobierno
Política y Gobierno
Refugiada y posteriormente otorgado el exilio, no ha recibido ningún apoyo del Gobierno ni repartición del Estado. Ningún organismo nacional e internacional de DDHH a dado asesoría legal ni protección. ¿Por qué será?
Chile será desarrollado el ___
Por Sergio Urzúa
Lo invito a completar el título de esta columna. Algunas pistas. El Presidente Lagos el 2000 lo remató con un ambicioso “2010”. El exministro de Hacienda, Andrés Velasco, aventuró el 2007 que podría ser “2020”. En 2012, el Presidente Piñera creyó que sería “2025”. Desde entonces, nadie se ha atrevido. ¿Por qué? Porque Chile viene creciendo hace una década poco, muy poco, y el futuro no luce distinto. ¿Será o no Chile alguna vez desarrollado?
Partamos entendiendo qué significa desarrollo. Hay distintas visiones, pero prefiero la de Amartya Sen (Nobel del 98): Si entendemos la pobreza y la falta de oportunidades como obstáculos en el ejercicio de libertades, el desarrollo es expandir la libertad de los humanos. Clarito como el agua, tanto que es obvio que un país que tiene a miles de niños sin matrícula escolar no puede ser considerado desarrollado.
Por lo tanto, planteó Sen, el desarrollo es más que un número, aludiendo a la obsesión de los economistas con el ingreso per cápita como indicador de progreso. Sin embargo, sería ingenuo desconocer que el crecimiento de esa variable es condición necesaria para salir del subdesarrollo. Y cuando los líderes lo hacen, se arruinan las naciones.
Tal problemática ronda en Chile desde que la idea de sacrificar crecimiento no levantó cejas ni dejó bocas abiertas. Eso fue hace más o menos una década. ¿De dónde salió ese relato prosubdesarrollo? En una de esas de creerse el cuento, de afiebrarse con los logros.
Remontémonos a julio de 2013. El Banco Mundial declaraba que Chile había superado los US$ 12.615 de ingreso nacional bruto (GNI en inglés) per cápita, ingresando a su selecto grupo de países de ingreso alto. ¡Tremendo resultado! “La hicimos”, pensaron equívocamente muchos, para luego sentarse en los laureles o, peor, impulsar reformas que atornillaban al lado equivocado.
¿Qué ha pasado desde entonces? Lo esperado: Chile defraudó. El crecimiento de su GNI per cápita entre 2013 y 2022 (último dato disponible) fue 0,09% anual. Hoy no somos más ricos que ninguna nación que estaba por encima de nosotros el 2012 y ocho de las diez que eran más pobres ya nos superaron. Nuestro ranking entre los países de ingreso alto ha caído en el tiempo: el 2022 Chile fue antepenúltimo, colgando en el grupo.
Obviamente, la expansión de 0,2% del PIB del 2023 no cambió nada y aun un maravilloso 3% el 2024 dejaría a Chile a la cola. Ilustro el retraso. ¿Recuerda cuando la aspiración era alcanzar a Portugal? Suponga que dicho país sigue creciendo a la tasa que lo ha hecho desde 2013. Si Chile lograse expandir su GNI cerca de un 4% anual de aquí para adelante, alcanzaríamos a los lusos en términos per cápita después del 2070.
¿Cuán importante es crecer? Fundamental, ¿o usted cree que se le ganará al crimen organizado o mejorará la educación pública sin nuevos recursos? Asegurar libertades es costoso. Por eso, sin un cambio de dirección fundado en una verdadera preocupación entre los líderes por el crecimiento, Chile será desarrollado solo en el largo plazo, que, como decía Keynes, es cuando todos estamos muertos.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el domingo 24 de marzo de 2024.
¡¡¡ A lo que hemos llegado!!!
Explicaciones que faltan
Por PILAR MOLINA
Periodista.
Los del “socialismo democrático” no son víctima de Apruebo Dignidad. Resolvieron ser parte de este Gobierno y repartirse los cargos, sueldos y altas responsabilidades. Pero están en deuda con los ciudadanos.
Esta columna es presentada por UNAB
Déjense de cuentos. Partieron abrazados y constituyeron el octubrismo, con toda su carga de violencia y destrucción, celebrando el daño que hacían a la administración de derecha, no a Chile.
El 12 de noviembre de 2019 le pusieron el cuchillo al cuello al Presidente Sebastián Piñera en una declaración que firmaron 14 partidos de centro y ultra izquierda, desde la DC al PC exigiendo, sin matices, caos o Asamblea Constituyente y nueva Constitución.
Ahora una parte de esos partidos, que participa en el Gobierno, se ha autodenominado “socialismo democrático” y comienza a sentir incómoda la política de la movilización social que antes avalaron, la cual con distintos nombres, “presión o la calle”, no es otra cosa que obtener resultados políticos avalando la violencia indiscriminada y atajando su represión.
Ahora parecen renuentes, frente a las convocatorias del PC y del propio Frente Amplio, de volver a la calle para hacer aprobar proyectos para los que no tienen mayoría en el Congreso, porque en verdad no tienen seguridad del resultado si desatan el proceso anárquico de nuevo. Antes estaban ellos de reserva, pero fracasaron en proponer una nueva Constitución y si otrora el octubrismo permitió avanzar como el agua a la delincuencia y al crimen organizado, ahora podría sencillamente tomarse el país y buscar hacer caer al actual Gobierno.
No hay que olvidar que antes impidieron la represión del caos con el arma de las acusaciones de violar los derechos humanos y hoy están divididos frente a la legitimidad del uso de la fuerza. Los uniformados que pagan cárcel por haber actuado en nombre del Estado son también una advertencia para la futura acción de las policías y las Fuerzas Armadas.
“Ahora una parte de esos partidos, que participa en el Gobierno, se ha autodenominado “socialismo democrático” y comienza a sentir incómoda la política de la movilización social que antes avalaron, la cual con distintos nombres, “presión o la calle”, no es otra cosa que obtener resultados políticos avalando la violencia indiscriminada y atajando su represión”
Este socialismo democrático se ha quejado, en ocasiones, de que ellos pagan los costos siendo leales al Gobierno.
Es lo que ocurre cuando se trata de enfrentar la crisis de seguridad, que gatilló una agenda express luego de tres carabineros muertos en 23 días en marzo pasado. Pero la ministra del Interior, la PPD Carolina Tohá, para continuar en el Ejecutivo, tiene que hacer contorsiones para avanzar en la autodefensa de carabineros, frente a migrantes y delincuentes cada vez más agresivos, en circunstancias que la coalición de gobierno, Apruebo Dignidad, es contraria a ello. Y eso explica que descalificara como “gatillo fácil” al proyecto que buscaba establecer la legítima defensa privilegiada de la policía.
Estas contorsiones la llevan con frecuencia a cometer errores. Porque pensando en sus socios en La Moneda es que, cuando discutían cómo poner atajo a las tomas que el octubrismo multiplicó en todo Chile, planteara distinguir entre las tomas violentas y la tomas “pacíficas”. Como si alguna vez pudiera considerarse un signo de paz (o un derecho) el arrebato de facto de la propiedad privada.
Es que no es fácil para los miembros de los criticados “30 años” explicar a la ciudadanía que el Presidente Gabriel Boric indulte como “presos políticos” a delincuentes comunes con amplio prontuario. O que otorgue pensiones de gracia de por vida a estos mismos malhechores que tiraron molotovs y dejaron en silla de ruedas a una PDI.
Pero estos exconcertación de los criticados 30 años han elegido convertirse en abogados personales del Presidente (el ministro de Justicia) o en vocera de Gobierno (la ministra Tohá), justificar pésimas reformas económicas (Mario Marcel) o faux pas sucesivos en relaciones internacionales (el canciller Van Klaveren). Vimos a la titular de Interior haciendo acrobacias para justificar que el Ejecutivo incorporara en el proyecto que busca regular el uso de la fuerza por parte las policías y las FF.AA (las famosas RUF) que estos deben actuar diferenciadamente según se trate de agresiones de minorías que incluyen las diversidades sexuales, migrantes o indígenas. Salvo los hombres blancos hetorosexuales, son todos identidades vulnerables para Apruebo Dignidad. Pero es lo que ella se pone a defender para finalmente aceptar que “se puede buscar una solución”.
Esta semana, nuevamente la titular de Interior, salió a hacer la exégesis de las rudas palabras del Presidente Boric. Cinco días antes, en la inauguración de una inversión de 2 mil 200 millones de dólares en una planta desalinizadora del grupo Luksic, no sólo se equivocó de apellidos (Narbona en vez de Fontbona), sino que se dio el gusto de criticar la “soberbia paternalista” de los empresarios, para luego exigir: “Para que se entienda más claro: más Narbona, menos Craig”.
La vocera comunista Vallejo pasó de largo, como lo suele hacer ante los desaguisados, pero la ministra a cargo de la seguridad trató de explicar la errónea y descriteriada cuña para dividir entre hermanos empresarios.
Como sea, el socialismo democrático no es víctima de Apruebo Dignidad. Sus protagonistas resolvieron ser parte de este Gobierno y repartirse los cargos, los altos sueldos y las más altas responsabilidades en todas las materias. Pero están en deuda con los ciudadanos a los que deben explicar por qué, si no asumen la ideología y los errores de Apruebo Dignidad, han elegido presentarse como sus abogados, pero diferenciándose como “democráticos”.