QUE ESTALLE LA PAZ

Labbe-123

Cuando las noticias irrumpieron para informar sobre los atentados terroristas en la capital francesa se me vino a la memoria la novela de Dominique Lapierre y Larry Collins “¿Arde París?” que leí allá por en los 70. Ahí se relatacómo la “ciudad de la luz”estuvo a punto de ser destruida por las fuerzas de ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Hitler, en su delirio, había dispuesto que si París era recuperada por los aliados, el gobernador alemán General Von Choltitz, debía destruirla sin piedad. Orden que el gobernador se rehusó acumplir, mientras en su bunker el Führerpreguntabaa gritos…“¡¿Arde Paris?!”

Di en reflexionar, entonces, si el loco mundo que estamos viviendo no albergaba en algún lugar secreto un jerarca del ejército islámico preguntando también… ¿Arde Paris?

Consternado por las imágenes que se mostraban y horrorizado con las cifras de muertos, no pude dejar de pensar,con cierto grado de egoísmo, en la alegría que significa vivir en estas australes tierras… lejos del odio fundamentalista.

Asocié en mis cavilacionesel hecho de que los chilenos tenemos por costumbre ser muy críticos al momento de valorar lo que tenemos como país, como sociedad, como nación: “el jardín de al lado siempre se ve más verde”.

Momentos de conmoción como estos son ocasiones en las que deberíamos valorar las cosas buenas de que disponemos y pensar que, si bien no somos el paraíso, podríamos vivir en un ambiente más grato, de mayores expectativas de futuro, de mayor unidad, de más tolerancia y de menos mezquinas rencillas que solo alteran la paz nacional.

Si bien no estamos (espero) en la mira de los grandes movimientos terroristas que siembran el pánico en el mundo,  son tantos los conflictos, las querellas, los odios que colman la agenda nacional que, querámoslo o no, vivimos en un país irascible, intolerante, violento y agresivo. Como están las cosas, es evidente que la situación se ha escapado de las manos de nuestras autoridades,pues han sido incapaces para llevar…“la fiesta en paz” (y segura).

Todos los días somos informados de asaltos, portonazos, abatimientos, incendios de predios, camiones, bandas de narcos que se batena día claro con armas de grueso calibre y muchos etcéteras. No hago mención de los ácidos enfrentamientos verbales entre nuestros políticos porque eso ya es el amargo pan de cada día.

Relacionando los dramáticos momentos de asombro y horror que vive el mundo y lo que pasa en nuestro país, recordé la novela de José María Gironella “Ha estallado la paz”, que aborda el fin de la guerracivil en España, cuando todos retornan a sus hogares.

Por cierto estamos más cerca de la paz que del terror,pero es evidente que ser constructores de paz nunca ha sido fácil. Resulta indispensable tener autoridades con estatura y un pueblo que valore lo que es. En ningún caso estoy pensando en la ausencia de conflictos, diferencias y controversias, eso no existe, estoy pensando que en nuestro país llegó la horade que…“estalle una paz verdadera”.

Cristián Labbé Galilea

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