Por  Humberto Julio Reyes

Esos fueron los términos empleados por la Presidente de la Convención Constituyente para referirse a la reciente aprobación en el Parlamento de la propuesta del gobierno de prorrogar el Estado de Emergencia en la llamada Macrozona Sur.

Confieso que habitualmente tengo cierta dificultad para entender el exacto sentido de las declaraciones que periódicamente emite esta autoridad pero esta vez me quedó claro que estaba expresando su desacuerdo ya que, en su opinión, esta medida afectaría los derechos de sus representados.

Imagino que las reivindicaciones que propugna no incluyen el derecho a ejercer la violencia sin oposición alguna ya que eso sería mucho pedir pero aprecio nuevamente que aquí se incurre en la crítica de las consecuencias sin detenerse a analizar las causas, fenómeno habitual que contradice la lógica o el sentido común si se prefiere.

La declaración de Estado de Emergencia es consecuencia de la violencia que afecta seriamente la seguridad de nuestros compatriotas en una zona cada vez más extensa de nuestro territorio nacional, no es un capricho del gobierno para vulnerar derechos y por algo su prolongación fue aprobada por una amplia mayoría, algo poco común y que parece que ella no capta.

Nos ha advertido que no pretende emular a Nelson Mandela o eso creí entender pero igual podría mostrar alguna empatía con las víctimas haciendo un llamado para que aquellos que han optado por la vía insurreccional al menos moderaran su accionar y de esta forma al disminuir transitoriamente el nivel de violencia el gobierno tuviera menos argumentos para mantener el Estado de Excepción o que la medida fuera rechazada en el congreso.

Sería un “bello gesto” aún si careciera de efectos prácticos, lo que me ha llevado a recordar la inmortal obra de Percival Wren llamada así justamente: Beau Geste.

Aunque el cine ha producido más de una versión de la novela con aceptable rigurosidad es posible  que su argumento no sea hoy muy conocido pero trata de un joven huérfano que se sacrifica robando una joya falsa para ahorrarle a su tía y protectora la vergüenza de haber cambiado, por apuros de dinero, el valioso original por una copia.

Probablemente sea mucho pedir que alguien, hoy en día, sacrifique expectativas y convicciones e intente moderar a quienes cada vez más se acercan al punto de no retorno que podría traspasarse en cualquier momento ya que mientras escribo estas líneas en la seguridad de mi hogar, caen las sombras en la Macrozona y muchos seres inocentes sufren la angustia de no saber si sus vidas y bienes existirán al clarear el alba.

Por ello, si alguien no está dispuesto a contribuir a la solución de tan grave problema, debería al menos no sumarse a éste.

Cuánta falta hace la virtud de la prudencia.

11 de nov. de 21

Agrego aquellos parlamentarios de la zona en cuestión que no respaldaron la medida aprobada en el Parlamento a pesar de la reciente consulta ciudadana que encontró amplia acogida entre quienes votaron.

¿Acaso no tienen electores que hayan sido o se sientan afectados por esta permanente inseguridad?

¿Les da lo mismo lo que ocurra en “su” zona o la orden de partido es oponerse a lo que venga del gobierno?

Pidiendo prestadas las palabras de la Presidente, ese sí es un mal gesto, en realidad un pésimo gesto.