¿UNA INTERVENCIÓN ARTÍSTICA?



¿UNA INTERVENCIÓN ARTÍSTICA?

Por  Humberto Julio Reyes

La prensa nos ha informado recientemente que el gobierno realizaría una intervención artística en la abandonada Plaza Italia sin agregar mayores detalles.

También nos hemos enterado que la estatua al General Baquedano, erigida hace casi un siglo en dicha plaza, pese a estar restaurada, ya no volvería a ese lugar y quedaría temporalmente al resguardo del Museo Histórico y Militar.

Por otra parte la Corte de Apelaciones de Santiago, acogiendo un recurso contra la Armada de Chile, le habría impuesto a esta institución la obligación de retirar la estatua del Almirante José Toribio Merino ubicada en el frontis del Museo Marítimo Nacional.

Finalmente la I. Municipalidad de Viña del Mar ha inaugurado una exposición en su museo Vergara cuyo tema central sería el “estallido social”.

La primera noticia podría tener una connotación positiva, en particular, para los sufridos habitantes de esa “zona de sacrificio” ya que puede suponerse que realizada dicha “intervención”, la autoridad responsable arbitraría las medidas pertinentes para evitar su pronta destrucción y el regreso a los “viernes de la dignidad” y que pareciera ya no constituyen noticia.

Claro que no sabemos de qué intervención estamos hablando toda vez que, cuando de arte se trata, pareciera que todo es válido y bien pudiera ser algo que, en la línea de la Municipalidad de Viña, realice lo que muchos podríamos considerar una oda a la violencia.

La segunda, y al menos desde mi punto de vista, evita que el monumento con justicia erigido al héroe invicto, sea definitivamente destruido si se intentase reinstalarlo en su lugar original, toda vez que no existe en estos tiempos autoridad que sea capaz de asumir el costo de impedir el triunfo del vandalismo disfrazado de pacífica manifestación.

Respecto a la tercera ignoramos si la Armada recurrirá a la Corte Suprema, en particular dadas las razones “históricas” invocadas en la sentencia y que, a mi juicio, han sido magistralmente descalificadas en carta a El Mercurio de un ex rector de universidad, aunque se trate del tipo habitual de “razones” que siguen sirviendo de fundamento para condenar en las llamadas causas de derechos humanos.

La cuarta naturalmente ha dado lugar a opiniones contrapuestas entre quienes respaldan lo realizado en aras de la libertad a que tienen derecho los artistas, cosa muy distinta a que una municipalidad asigne recursos para apoyarlos, y quienes al presenciar la muestra han sentido que lo que se hace es glorificar la violencia, cosa curiosa de parte de quienes promueven la condena del negacionismo.

Siendo que no se ha dicho la última palabra en ninguno de los casos someramente analizados, quisiera intentar un sencillo pronóstico al respecto.

Comienzo por lo más sencillo: la exposición “artística” en el Museo Vergara seguirá en exhibición ya que es altamente improbable que la autoridad edilicia, dada su conocida militancia, la suspenda. Si los concejales que no comparten su ideología nada efectivo pudieron hacer en su momento, ya sería tarde. Lo menos malo sería que no se transforme en exhibición permanente o itinerante.

Puede que la estatua del General Baquedano quede efectivamente resguardada en el Museo pero cosa distinta es que el monumento vuelva a ser erigido en un lugar público y que sea protegido de futuros intentos de destruirlo ya que no sabemos a ciencia cierta si se ha fomentado un ánimo negativo hacia quien tanto le dio a Chile o se trata simplemente de una mezcla de ignorancia y azar lo que llevó a convertir el agradecido homenaje de una nación en lo que hoy en día es la zona cero de Santiago.

Respecto a la estatua del Almirante Merino creo que la Armada podría reubicarla en uno de los patios interiores, aunque ello no sea trabajo sencillo, o recurrir a la Corte Suprema donde todo es aleatorio.

Siendo así, confieso que mi mayor preocupación está en la anunciada intervención artística de la Plaza Italia y su entorno, estación del Metro incluida, donde no quisiera ver un réplica a escala mayor de la creatividad viñamarina.

Por ello vuelvo a expresar que el antiguo proyecto de hacer desaparecer la plaza alargando la Alameda hacia el Oriente sigue siendo una alternativa válida frente a la posibilidad de que, a título de “intervención artística” se infiera una nueva afrenta a los que respetamos las tradiciones y la Historia Patria.

 

21 de jun. de 22