Leí en El Mercurio del jueves 5 de julio, la carta de don Hanns Stein, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, haciendo presente, que no puede entender, del porqué, los nueve asesinos del cantante Víctor Jara recibieron un castigo menor, que el autor de los portazos.

Lejos de justificar el ajusticiamiento de Víctor Jara, como tampoco la del Senador Jaime Guzmán, por el cual don Hanns no reclamó el mismo castigo, le informo que estos nueve militares son absolutamente inocentes, ya que fueron condenados por presunciones falsas del Juez. Juez que es reconocido por pertenecer a la bancada del Frente Amplio, de los Tribunales de Justicia o ser antimilitar.

Sin duda podemos colegir, que el profesor Stein, desconocía que a diferencia del Senador Guzmán, Víctor Jara, además de artista, fue uno de los tantos líderes de una organización terrorista, cuya finalidad era imponer por las armas una cruel dictadura comunista en el país. Por lo que la prevaricación ideológica del juez y sumada a la omisión señalada resta validez moral a su juicio y a la sentencia respectiva. Víctor Jara tenía una “Doble vida, era Cantante-terrorista”.

Finalmente es justo y necesario hacer presente, que la doctrina de Derechos Humanos, no ampara terroristas, ya que estos son violadores de tales Derechos. Tampoco los premia con multimillonarias indemnizaciones. Menos aún sanciona a los agentes del Estado, que los persiguen y neutralizan. Recordemos que el terrorista Bin Laden fue metódicamente buscado y eliminado, sin que algún Estado de Derecho objetara ese proceder.

Jimy Eckart Prat

Publicada en El Mostrador