¡Yo pido… yo demando!

Por Roberto Hernández Maturana

Escribo estas líneas con un profundo sentimiento de frustración. Ello porque constato que vivimos atados a un pasado que nos impide mirar hacia el futuro, especialmente por la acción de organismos de izquierda empeñados en buscar venganza más que justicia, e incentivados por mecanismos perversos de compensaciones económicas que día a día salen a la caza de ex uniformados, con denuncias a troche y moche, bajo un sistema judicial derogado en Chile pero que se continúa aplicando a los ex uniformados, donde el Juez del Crimen (quien a su vez emite sentencia) emite órdenes de investigar a la Policía de Investigaciones; donde el procedimiento es escrito, secreto en la etapa de sumario y mediado a través de actuarios; donde la víctima, el imputado y los testigos declaran al tenor de las preguntas del actuario, y sin asistencia de abogado; donde el Juez tiene la facultad de dictar auto de procesamiento en contra de un inculpado, esto es, formalizar en su contra e iniciar un proceso de persecución penal; donde la acusación es dictada por el mismo Juez que investigó; donde la mayor parte de la prueba (la mayoría solo testimonios imprecisos) se recibe en el Sumario, que es secreto.

Pero todo esto es sabido…, los viejos soldados no piden misericordia… piden Justicia…, la misma que se da a todo ciudadano de este país y no aquella que se ejercía bajo un sistema que precisamente fue derogado por sus graves imperfecciones.

Por ello los militares retirados confiaron (aunque con reticencia) a la oferta que en 2009 les hizo el entonces candidato presidencial Sebastián Piñera de “aplicar la ley” y el “estado de derecho” así como aquella de “terminar con el incesante desfile de ex militares por tribunales” que él candidato llevado por un irrefrenable entusiasmo expresó ante una nutrida concurrencia que creyéndole, le aplaudió de pie… y el mundo militar en retiro mayoritariamente le apoyó porque no había otro y “por el bien superior del país” para sacarlo del retroceso que estaba significando el gobierno de izquierda saliente.

Pronto llegó el desengaño, bajo el gobierno de Piñera aumentaron los procesos, los encarcelamientos y la inequidad judicial continúo…, lejos de eso, el propio Piñera aumento los agravios al cerrar el penal Cordillera y hacinar viejos militares en el penal de Punta Peuco;   criticó a los pocos partidarios civiles que aún reivindicaban la obra del gobierno militar tratándolos de “cómplices pasivos”, todo ello buscando en vano atraer simpatías de los sectores de izquierda proclives a la Concertación opositora, convirtiéndose en esta materia en un continuador y perfeccionador de la  política de “Derechos Humanos” de la coalición de centro izquierda.

El gobierno de Michelle Bachelet no fue sorpresa para los ex uniformados en materia de persecución político judicial…, pero era algo que no les sorprendió era esperable…

La derecha consiente de que con el apoyo del “mundo militar en retiro” podría recuperar terreno, desplegó sus primeras redes y se acercó nuevamente a las organizaciones de ex uniformados para pedir su apoyo en las elecciones municipales de 2016. Fui testigo de alguna de esas reuniones con gente que hoy integra el actual gobierno, donde dichas personas, entre las que se encontraba el actual ministro del interior, y otros personeros, manifestaron sus simpatías a los militares con los que se reunieron y apelaron nuevamente al patriotismo de los ex uniformados para obtener apoyo para sus candidatos a alcaldes y concejales… pero la persecución continuó inalterable.

Y llegó 2017, donde Sebastián Piñera nuevamente aspiraba a la primera magistratura. Pero esta vez los ex militares y policías no estaban dispuestos a pisar nuevamente el palito. Por su parte José Antonio Kast encarnaba y hacía suyas las demandas de justicia “justa” de los ex uniformados.

De todas maneras, los candidatos a Senadores y diputados de derecha iniciaron un intenso acercamiento a las organizaciones que sabían era carne en los viejos militares.

El colmo de esto fueron los abiertos llamados del Comando de Sebastián Piñera, liderado entonces por el ahora Ministro del Interior Andrés Chadwick, poco antes de la primera vuelta electoral del 19 de Noviembre de 2017, para sostener reuniones de acercamiento, “no importando lo que pasara ese 19 de Noviembre” si no para que conociéramos su programa respecto  a los temas que nos afectaban y a la búsqueda de soluciones a la problemática que afectaba y sigue afectando a cientos de viejos militares en retiro… fui testigo.

Después del 19 de noviembre los cantos de sirena se redoblaron… El propio José Antonio Kast llamó a sus votantes a apoyar a Piñera para evitar el desastre que significaría otro gobierno de la “Nueva Mayoría”. El Jefe de Campaña del candidato Piñera, Andrés Chadwick se reunió con los dirigentes de varias organizaciones de militares en retiro y junto con solicitar su apoyo se comprometió a buscar soluciones administrativas, a la presentación de proyectos de ley y a emplear la facultad de los indultos. Ante la desconfianza de los ex uniformados manifestó que el candidato había cambiado, que su intención era dejar un Chile reconciliado y que no repetiría los errores de su primer gobierno… y apeló a eso que les resultó siempre con los militares… “el bien superior del país” … fui testigo.

Pasada la elección y habiendo pasado 6 meses de la asunción del actual gobierno, las puertas de los “señores políticos” se cerraron herméticamente para los ex uniformados… los senadores y diputados volvieron a sus quehaceres y disputas…, el “estoy ocupado”, “estamos preocupados de Uds.” …, “no es el momento” …, “tienen que entender” …, “quédense callados”, etc. Fueron las respuestas más comunes a las solicitudes de los dirigentes de organizaciones de ex uniformados. Soy testigo

¿Y el gobierno?… nada…, nada, ni siquiera una respuesta a cualquier solicitud de audiencia, ni siquiera una señal, al revés, las señales son inquietantes. Día a día cede ante los requerimientos de una oposición cada día más obstruccionista y dispuesta arrasar la historia, los valores, y cobrar venganza de una generación de militares y policías que vivieron como subalternos los aciagos tiempos anteriores y posteriores a 1973, donde fueron ellos, los políticos, no los militares los que descalabraron el país y donde la gran mayoría de esos jóvenes uniformados vivió su profesión militar con abnegación y estoicidad las crisis de 1974 con Perú, la cuasi guerra con Argentina de 1978 (el año que marchamos a la guerra)y sus “replicas” como la de 1981, todas vividas en la ignorancia de la mayoría de la población civil para no alarmarla (cosa que en la actualidad ha significado una ignorancia histórica total), para no hablar de la participación que a esa generación le correspondió en ayuda a sus compatriotas en variadas catástrofes naturales  tan frecuentes en nuestro país.

Así, el gobierno de Sebastián Piñera y sus parlamentarios de “Chile Vamos” cada día se alejan más del “mundo militar en retiro” (quizás esperando que los viejos militares se mueran pronto), permitiendo que la persecución político judicial continúe y que viejos militares continúen muriendo en prisión.

Volverán a acercarse a las organizaciones de ex militares para las elecciones de Gobernadores alcaldes y concejales en 2020. Volverán a hablarnos del “bien superior de Chile”.

Para los ex uniformados este debe ser un “reconocimiento en fuerza” … Será tiempo de hacerle saber al gobierno y a Chile Vamos que se puede ser imbécil muchas veces…, ¡pero no para siempre!

Yo pido… YO DEMANDO desde ya a los dirigentes de organizaciones ex miembros de las FF.AA., Policías, Gendarmería, Jubilados y Montepiadas, a unirnos a partir de este momento, y expresar nuestra intención de no votar en 2020 por este gobierno y los candidatos que presente. Si el gobierno y sus parlamentarios nos muestran con hechos concretos el cumplimiento de los compromisos adquiridos, habrá tiempo para decidir en consecuencia el día de las elecciones. Y LO MISMO VALE PARA 2021 cuando se realicen las elecciones presidencial y parlamentarias.

La persecución político judicial que afecta a un número creciente de viejos soldados solo puede ser solucionada políticamente.

Aún somos muchos, pero atomizados. Sin embargo hay un objetivo que nos puede unir desde ya sin afectar la identidad de cada organización de ex uniformados… la unidad del voto y esto es unirnos desde este momento para no votar por Chile Vamos… a no ser que antes veamos un cambio.

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