ROMERÍA TENEDERO ALMTE J.T.MERINO, 11 SEP 2018

Han transcurrido 45 años desde que las FFAA en la búsqueda de una mejor opción de vida para Chile, se hicieron cargo de los destinos que hoy constituyen nuestra realidad. Decirlo desde la tranquilidad de este camposanto y con nuestras familias insertas en un Chile dinámico de muchas complejidades, pero en libertad, no nos impacta. El hecho que conmemoramos hoy, lo tenemos asumido como el mejor, por cuanto toda otra alternativa hubiese sido más cruda y podemos imaginarnos su desenlace final. Una vida como la que se tiene en Cuba o Venezuela? Con una cantidad indeterminada de pérdidas humanas  y una dolorosa emigración de supervivencia? Y en caso de una Guerra Civil habría habido algo menos doloroso?

 

Porque el plan para llevarnos al socialismo totalitario, estaba claramente definido, por una vía violenta como lo proclamó el gobernante y lo denunciaron los poderes del Estado. En Junio de 1973, cuando en la desesperanza, un grupo de empresarios le consulta al Ex Presidente Frei Montalva, qué se podría hacer para impedir lo previsible?, responde: “Nada puedo hacer yo, ni el Congreso ni ningún civil. Desgraciadamente, este problema sólo se arregla con fusiles, de manera que en vez de ir al Congreso debieran dirigirse a los regimientos.“. Conociendo de la trayectoria y personalidad del Presidente referido, podemos pensar que estas expresiones corresponden a un político golpista, como se le denominaría hoy? o solo se pensaba con realismo que esa alternativa simplemente, dado el feble Estado de Derecho que vivíamos,  era la opción más eficaz para la grave situación que se vivía y la menos violenta en el tiempo?

 

Se han escrito muchos guiones convirtiendo esta historia, en una trama dependiente de los intereses y dolores de quienes la han escrito, pero las generaciones que vivieron esas circunstancias y en nuestro caso particular los que estuvimos en servicio activo de la Armada, no tenemos dudas de la verdad y crudeza de esos aciagos días, donde las pasiones políticas nos condujeron a un callejón sin salida, con una división nacional que había alcanzado hasta las FFAA; estábamos al borde de la ya mencionada hipótesis de la Guerra Civil, situación en que nuestro Alto Mando liderado en la práctica por el Sr Almte José Toribio Merino Castro, toma la decisión de actuar. Por eso estamos hoy aquí, para dar un testimonio de gratitud por una decisión que significó un mejor destino para Chile.

 

Y que Chile tenemos en la realidad del día de hoy? El sacrificio de este largo y complejo caminar ha valido la pena? Tenemos hoy un Chile mejor o peor al de 1973?

 

Los invito a intentar una apreciación objetiva respecto a determinados aspectos.

 

Para la gran mayoría de los ciudadanos Chile es hoy un país que ha experimentado un crecimiento económico significativo alcanzando cifras de ingreso per cápita cercanos a los países desarrollados, lo que se ha traducido en una considerable movilidad social generada fundamentalmente por la gran cantidad de jóvenes que como primera generación familiar, pudieron efectuar estudios superiores y desarrollar una profesión que les permitiera insertarse en puestos de trabajos que incrementaran sus ingresos y consumos.

 

Obviamente todo esto corresponde a un largo y complejo proceso de muchos gobiernos, pero ajustados en gran medida al modelo económico heredado en 1990. Nada de esto sería posible de haber seguido la vía chilena de los modelos sesenteros. En los cuatro últimos años, vivimos el resurgimiento de algo que no sabemos exactamente su esencia progresista en lo económico, pero demostró claramente que la tendencia era negativa. En síntesis, Chile gracias a la verdadera revolución militar del 73, pudo configurar un modelo socioeconómico que hoy, reconociendo muchas tareas y adaptaciones pendientes nos ha permitido un tránsito objetivo hacia el desarrollo; aun cuando enfrentamos complejos retos sociales y desigualdades indeseables, no cabe duda que el sentir ciudadano percibe un progreso evidente.

 

Y de la sociedad chilena de hoy, que podemos decir? somos más felices? Tenemos libertad para asumir nuestros proyectos personales?

 

Sin duda que en la medida que hemos crecido, tenemos mayores alternativas de desarrollo como personas; lamentablemente ello se ha traducido en que hoy somos individualmente menos solidarios, dejando esta tarea solo a los gobernantes de turno, que conjugan las verdaderas necesidades con sus proyectos para acceder y mantenerse en el poder, tendiendo a lo que conocemos como populismo. El consuelo es que esta situación es un fenómeno mundial, donde algunos ya vienen de regreso, lo que nosotros ya lograremos percibir.

 

No es posible repartir lo que no se tiene y la experiencia indica que la base de todo crecimiento se encuentra en la Educación, responsabilidad que debe ser compartida entre el Estado y la familia. Y aquí se nos viene otro problema, los principios y valores tradicionales han cambiado, afectando considerablemente a ese núcleo fundamental de la sociedad, que es la familia.

 

Por la lectura de sus distintos indicadores es posible percibir que hay una sociedad cada vez más plural, que conecta con formas más “liberales” y menos atadas a los cánones que hasta hace poco nos definían. Si hace diez años los valores que más resaltaban los chilenos eran la familia y los amigos, hoy emergen otros como tolerancia a la diversidad, probidad, equidad e igualdad. Si a lo anterior sumamos los efectos impactantes de los “pecados” de una parte menor del clero católico, concluimos que nuestra sociedad en gran medida presenta una situación familiar muy desintegrada o simplemente no existe; contamos con ley de divorcio que sin resultados críticos, definitivamente cambió la profundidad del compromiso, la cantidad de nacimientos no provenientes de matrimonios es significativa y por otra parte, los valores ceñidos a la moral cristiana son reemplazados por tendencias liberales ilimitadas, que abogan por un feminismo desatado, un aborto libre derivado, libertad para uniones de todo tipo, adopciones de niños homoparentales, etc.

 

No sabemos hasta donde todos estos cambios son fruto de los nuevos tiempos que con la comunicación globalizada se transmiten e imitan por todo el mundo o existe también una componente política perversa y gramsciana que busca derribar nuestra cultura cristiana occidental para reemplazarla nuevamente por el nuevo hombre totalitario, el mismo que antes se intentó por la vía armada.

 

Sugiero que nos quedemos con una apreciación de causa compartida, donde los orígenes de los cambios son fruto de la libertad alcanzada, donde algunos ya no necesitan a Dios, y obviamente un aprovechamiento político de cada instancia, para mantener dividido al ser nacional.

 

Grandes desafíos se nos presentan, pero muy distintos de los que vivimos en 1973; estos son nuestros y por lo tanto de nuestra responsabilidad.

 

Investigando respuestas, encontramos a un hombre inteligente y de clara visión  prospectiva, Sergio Melnick, quién estima que Chile ha perdido su gran sentido colectivo, donde las distintas facciones tratan de imponer sus propios sentidos a los demás. Así lo que tenemos, no es una sociedad sino un universo de personas que convive en una situación de conflicto agotadora. El único sentido que sirve como nación es aquel que cuente con casi total apoyo colectivo.

 

Para subsanar lo anterior estima que debemos cambiar nuestros mapas de creencias, entendiendo como tales algo distinto de la fe; las creencias para él, son mapas mentales, son programas de orden en base a los que operamos en la vida cotidiana.

 

Nos dice que la primera y más tóxica de las creencias que tenemos es la polaridad derecha-izquierda. Mientras sigamos viéndolas como opuestos excluyentes, el resultado será cada vez peor. Debemos empezar a verlas como dos polos unidos por una vara común y focalizarnos en el centro de la vara que es el bien común de Chile y no en los extremos. Izquierda y derecha o como quieran denominarlas hoy los politólogos, pueden y debieran colaborar.

 

Este noble y generoso anhelo quisiéramos pensar es mayoritario, pero la ambición del poder político es mayor y en lugar de complementar el análisis en la búsqueda de los mejores diagnósticos y soluciones derivadas, solo se desata la divergencia para ganar proyecciones electorales. La gran masa ciudadana mantiene una negativa evaluación del sistema y de la clase política, pero, espera que el Estado les solucione sus grandes problemas, mientras las minorías se toman las calles para sus luchas particulares, sabiendo que son ampliamente cubiertas por los  medios de comunicación que de otra forma no venden y así nos tienen sumidos en un Chile violento, vacío y nada alentador. Si todos dejáramos de ver las noticias diarias, seguro que nos podríamos sentir parte de una mejor sociedad.

 

Pero hay algo aún, que al Sr Almirante le sería muy doloroso conocer. La derrota comunicacional que hemos sufrido y que nos han propiciado los mismos que nos llevaron al 11 Sep 73; para referirse al Gobierno militar solo valen las denominadas violaciones a los derechos humanos imputadas de forma generalizada a todo el personal de las FFAA que cumplió las necesarias tareas de Inteligencia y Seguridad Interior para un Chile convulsionado.

 

La caída de la Unidad Popular de su propia responsabilidad, tuvo impacto mundial por cuanto cuestionó la viabilidad de imponer un socialismo por la vía democrática y supuso un triste veredicto a las posibilidades del eurocomunismo y de otros movimientos marxistas. La contribución chilena al socialismo mundial sería única y perpetua.

 

Un aristócrata francés, que alcanzó la fama escribiendo sobre la Rusia imperial, expresó “No se puede obtener algo colosal sin dolor” como adelantando lo que nos sucedería. Hoy nadie puede negar las bondades del Chile heredado, pero los manipulados DDHH pasaron a ser el instrumento ideal para “golpearnos” y borrar todo reconocimiento a una administración militar que levantó al país desde las cenizas. A unos no les conviene la verdad, porque siendo minorías, pueden mantenerse en situaciones de poder bien remuneradas, otros pocos viven y lucran con esto, otros enfermaron de amnesia.

 

Cuando el registro objetivo de que el 57% de las bajas acaecidas de ambos bandos, ocurrieron solo en 3 meses, entre Septiembre y Diciembre de 1973, decir que la “Dictadura” militar durante 17 años, implementó un plan sistemático de las violaciones más extremas que se puedan imaginar, es claramente una expresión falaz. Pero ello no es suficiente;  a los militares se les aplica el antiguo sistema de procedimiento penal inquisitivo; un sistema que les veda el derecho a una adecuada defensa, a un juicio justo y a ser juzgados por un tribunal imparcial, situación que es absolutamente inconstitucional. Para ellos no existen los DDHH por cuanto a los cargos en proceso, se les califica de actos de lesa humanidad, siendo que la norma internacional de los derechos humanos, expresa que nadie puede ser condenado por un delito que no estaba tipificado al momento de la ocurrencia de los hechos.

 

Porque conocemos de la formación de nuestros marinos, nos duele e indigna escuchar generalizaciones imputándoles los más crueles asesinatos.  Investiguen antes de hacer justicia porque hoy gran parte de nuestros procesados lo están solo por haber sido de dotación de cualquier repartición que tuvo contacto con detenidos de la época, gracias a los listados de dotaciones entregados por nuestras Instituciones, porque no se temía a la verdad. No estamos pidiendo exenciones jurídicas, justamente lo contrario, estamos por la aplicación de la justicia que corresponde a las fechas y entornos existentes, pero con pruebas concretas y sin testigos falsos que fabrican situaciones virtuales a 45 años de su supuesta ocurrencia.

 

Pero nuestra gente no está sola; después de muchos años tratando diversas estrategias para cambiar la injusta realidad de nuestro personal procesado y detenido, gracias a líderes valientes, seguidos por camaradas abnegados y perseverantes, impulsados desde Asofar y ahora consolidados en una Multigremial, muchos aquí presentes a quienes aprovechamos de expresar nuestro reconocimiento y gratitud, poco a poco han logrado avanzar por la única línea posible, la de la juridicidad, donde la abnegada e inteligente acción de un marino abogado ejemplar, ha permitido develar la vergonzosa ficción jurídica aplicada por los jueces.

 

Para finalizar, y conociendo la permanente inquietud de nuestro Almirante, algo que nos satisface y llena de orgullo: Este año conmemoramos el Bicentenario de nuestra Armada a quién la vemos como una institución de la más alta consolidación profesional y de una muy buena percepción ciudadana con un 74% de aprobación, que la ubica como la segunda más valorada a nivel nacional.

 

La reciente  participación en la vigésima sexta versión del mayor ejercicio naval del mundo RIMPAC 2018, como primera marina no angloparlante, conduciendo la Componente Marítima donde participaron 26 países, 47 unidades de superficie, 200 aeronaves y un total de 25 mil efectivos, es un objetivo testimonio de la solidez profesional alcanzada por sus dotaciones y principales unidades de combate; Esta particular referencia contribuye significativamente a los objetivos políticos de la nación.

 

Esta es una muestra clara de que tenemos TODO para lograr un Chile mejor, sólo basta la comunión por intereses y valores superiores que sustenta la mayoría de los chilenos y eliminar las mezquindades humanas de los menos.

Oscar MANZANO Soko

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