Por Roberto Hernández Maturana

Platón decía que el ser gobernado por los peores hombres era el precio que debían pagar quienes se desentendían de la política

Con desazón quienes participamos con nuestro voto en las elecciones municipales, vimos que gran parte de los ciudadanos habilitados para votar, no concurrió a expresar su voluntad ciudadana  acerca de quienes  regirán  nuestras comunidades en los próximos cuatro años

¿Indiferencia? ¿Castigo a una clase política desconectada con la ciudadanía?

Al parecer ni el gobierno, ni los medios, ni los partidos políticos fueron capaces de convencer acerca de la importancia del ejercicio del voto, más allá de las preferencias políticas y  de que el voto ciudadano puede generar cambios que influyen directamente en nuestra vida.

Así una gran parte de la ciudadanía apática, demostró que no le importa  que una buena o mala gestión en la administración comunal puede cambiar radicalmente nuestro entorno, el barrio los espacios de recreación, la seguridad, nuestra  vivienda, la educación municipal, etc, dejando así que otros decidan por ellos.

Muchos han visto en la abstención electoral una forma de protesta hacia la política y sus mecanismos de representación.

Otros estiman que nada cambiará en su vida independiente de las opciones que resulten elegidas y otros que alguna vez se sintieron convocados en el pasado a participar,  hoy se encuentran desilusionados del actuar de sus representantes sintiéndose  traicionados por las élites y a grupos de poder.

La sorpresa de Sharp en Valparaíso, demostró la capacidad de convocatoria entre los jóvenes de los partidos a la izquierda de la Nueva Mayoría, faltando ver ahora si su gestión no se quedara solo en lo contestatario y anti sistema, constituyendo a la postre un breve chispazo, como lo fue Josefa Errázuriz en Providencia.

El Pro de MEO parece destinado a la extinción tras los irremontables y mal manejados efectos comunicacionales que han afectado a su líder.

Chile Vamos y especialmente Sebastián Piñera, no deberían aún sacar cuentas alegres…, la abstención fue demasiado alta, y en números redondos no aumentó mayormente su votación respecto a la ultima elección presidencial. En este sector falta medir aún el efecto de las votaciones de los simpatizantes de José Antonio Kast, quien por ejemplo apoyó con fuerza a la reelecta alclade de San Bernardo Nora Cuevas, y por su lado, Manuel José Ossandón apoyando la apabullante reelección de Germán Codina en Puente Alto.

La Nueva Mayoría parece seguir hundiéndose en una crisis de gestión e incertidumbre marcado por una pésima administración presidencial, en la que se verá sin duda, obligada a efectuar cambios buscando “reencantar” a sus votantes.  Aún difícil parece la definición de su candidato. Ricardo Lagos se echó al hombro la derrota tratando de asumir un liderazgo que le disputarán duramente Alejandro Guillier (¿Una nueva Michelle?) e Isabel Allende y en menor medida José Miguel Insulza.

¿Y el voto de la familia militar?…, sigue siendo una incógnita…, sin duda se jugó mayoritariamente por los candidatos de la oposición al gobierno, pero es difícil cuantificarla con datos duros demostrables. Hay algo que si es transversal a todo el mundo de los uniformados en retiro y es su anti Piñerismo… En este sector Kast en especial, pero también Ossandón podrán llevar aguas a su molino, si son capaces de encarnar la esperanza de una justicia “justa” y el término de la persecución político – judicial de la que hasta ahora han sido objeto y que el gobierno de Piñera incrementó gravemente,